El cronoenvejecimiento cutáneo es el proceso de envejecimiento que comienza a partir de los 25 años y  se acelera con el paso del tiempo. Los mecanismos protectores y las propiedades regeneradoras naturales de la piel pierden actividad, disminuye la producción de colágeno y elastina y nuestra piel tiene menos capacidad de retener agua. Esto se traduce en falta de hidratación, firmeza, tonicidad y formación de arrugas.

El cronoenvejecimiento, el estilo de vida, la exposición al medio ambiente, nuestro genoma y epigenoma, las enfermedades y los tratamientos agresivos como la radioterapia o la quimioterapia, cambios fisiológicos como la menopausia, pueden afectar a la calidad de la piel presentando piel fina con deshidratación y sequedad, cambios en la textura, falta de luminosidad, lesiones pigmentarias y vasculares, pérdida de firmeza y elasticidad, flacidez, mayor formación de arrugas y aparición de lesiones cutáneas benignas y algunas premalignas. 

Actualmente, podemos mejorar mucho el aspecto y calidad de la piel , sobre todo, si se aplican técnicas y procedimientos combinados junto con un mantenimiento adecuado.