Las adiposidades localizadas son acúmulos fijos de grasa en zonas que por nuestra constitución y herencia genética no desaparecen aunque se logre el peso ideal, siendo necesario, la mayoría de las veces, recurrir a tratamientos invasivos o que al menos, inducen la apoptosis de las células del tejido adiposo, y posteriormente, nuestro propio organismo, eliminará paulatinamente esa grasa a través de los vasos linfáticos.
Suelen estar localizadas en diferentes zonas corporales, como la papada, los brazos, la espalda, los costados, el vientre, la zona de las “cartucheras”, las rodillas … y son origen de inestetismos que motivan el deseo de ser eliminadas.
Existen diferentes opciones de tratamiento como la ultracavitación, la radiofrecuencia con o sin contracciones submáximas, la crioterapia, los ultrasonidos, el lipoláser, la liposucción … pero cualquiera de ellas ha de eliminar definitivamente esa adiposidad, en la medida de lo posible, pues de lo contrario volverán a formarse en el mismo sitio, a pesar de tener un peso y una silueta ideal.